Siempre que lo vuelvo a ver me entran escalofríos me tiemblan las piernas, me quedo mirándolo con la triste esperanza de que repare en mi presencia; entonces ocurre, el me mira y nos quedamos mirándonos aunque sientamos cosas distintas el uno por el otro, esa pequeña decima de segundo es algo que solo ocurre una vez al año y que no cambiaría por nada.
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